JOSÉ MARÍA ARGUEDAS: SU VIDA, SU OBRA Y SU MUERTE
José María Arguedas Altamirano nació en Andahuaylas (Apurímac) el 18 de enero de 1911. Su padre fue Víctor Manuel Arguedas Arellano, un abogado cuzqueño que ejercía de Juez en diversos pueblos, y de Victoria Altamirano Navarro, perteneciente a una acaudalada familia de Andahuaylas.
1913
Cuando tenía dos años y medio de edad, falleció su madre, víctima de "colecistitis calculosa y peritonitis"; pasó entonces a vivir a la casa de su abuela paterna, Teresa Arellano, en la ciudad de Andahuaylas.
1915
En 1915, su padre, al ser nombrado Juez de primera instancia de la provincia de Lucanas – Ayacucho, se trasladó a dicha sede.
Padre de Arguedas
1917
Su padre en 1917 se casó con una rica hacendada de San Juan de Lucana,Grimanesa Arangoitia Iturbi viuda de Pacheco. El pequeño José María viajó entonces a Lucanas, para reunirse con su madrastra; el viaje fue todo un acontecimiento para él, como lo recordó siempre. La familia se instaló en Puquio, la capital de la provincia, donde se relaciona con Racila Ramírez Suarez y Malaquías Ferrel Castillo (amigos de toda la vida).
1919
En 1919, tras la ascensión al poder de Agusto B. Leguia, el padre, que era del partido contrario, fue removido de su cargo de Juez y tuvo que tornar a su oficio de abogado litigante y viajero, trajinar que solo le permitía hacer visitas esporádicas a su familia.
Esta parte de la infancia de Arguedas estuvo marcada por la difícil relación que sostuvo con su madrastra y con su hermanastro Pablo Pacheco. Aquella sentía por su hijastro un evidente desprecio, y constantemente lo mandaba a convivir con los criados indígenas de la hacienda, de la cual solo lo recogía a la llegada de su padre, como relatara en el primer encuentro de narradores realizado en Arequipa en1965. Esta señora maltrató mucho al pequeño José María que se refugió en el cariño de los indios peones de la hacienda.
Por su parte el hermanastro lo maltrataba física y psicológicamente e incluso en una ocasión le obligó a presenciar la violación de su tía. La figura de este hermanastro habría de perdurar en su obra literaria personificando al gamonal abusivo, cruel y lujurioso. Sobre aquel personaje diría Arguedas posteriormente:“Cuando llegó mi hermanastro de vacaciones, ocurrió algo verdaderamente terrible (...) Desde el primer momento yo le caí muy mal porque este sujeto era de facciones indígenas y yo de muchacho tenía el pelo un poco castaño y era blanco en comparación con él. (...) Yo fui relegado a la cocina (...) quedaba obligado a hacer algunas labores domésticas; a cuidar los becerros, a traerle el caballo, como mozo. (...) Era un criminal, de esos clásicos. Trataba muy mal a los indios, y esto sí me dolía mucho y lo llegué a odiar como lo odiaban todos los indios. Era un gamonal.”
En la cocina de la casa, doña Cayetana le dio la ternura que le hacía falta y en las tierras lucaninas de músicos, danzantes y comuneros que trabajaban felices en sus faenas, aprendió a cantar, a enamorar en quechua y también a admirar la fuerza de los comuneros, siempre compitiendo entre ellos para arar más profundamente la tierra, limpiar una acequia, bailar en la fiesta del agua o en su apoyo a los danzantes de tijeras preferidos.
1921
En julio de 1921 a los 10 años, se escapó de la casa de la madrastra junto con su hermano mayor Arístides; ambos fueron a la hacienda Viseca, propiedad de su tío Manuel Perea Arellano, situada a 8 km de San Juan de Lucanas. Allí vivieron durante dos años, en ausencia del padre, conviviendo con los campesinos indios a quienes ayudaban en las faenas agrícolas. Para José María fueron los años más felices de su vida.
José María Arguedas y sus hermanos Arístides y Nelly
1923
En 1923 abandonó su retiro al ser recogido por su padre, a quien acompañó en sus frecuentes viajes laborales, conociendo más de 200 pueblos. Pasaron por Huaman,Cuzco y Abancay. Esta etapa de su vida quedó conmovedoramente plasmada en su obra maestra, Los Rios Profundos: “Mi padre no pudo encontrar nunca dónde fijar su residencia; fue un abogado de provincias, inestable y errante. Con él conocí más de doscientos pueblos. (...) Pero mi padre decidía irse de un pueblo a otro cuando las montañas, los caminos, los campos de juego, el lugar donde duermen los pájaros, cuando los detalles del pueblo empezaban a formar parte de la memoria. (...) Hasta un día en que mi padre me confesó, con ademán aparentemente más enérgico que otras veces, que nuestro peregrinaje terminaría en Abancay. (...) Cruzábamos el Apurímac, y en los ojos azules e inocentes de mi padre vi la expresión característica que tenían cuando el desaliento le hacía concebir la decisión de nuevos viajes. (...) Yo estaba matriculado en el Colegio y dormía en el internado. Comprendí que mi padre se marcharía. Después de varios años de haber viajado juntos, yo debía quedarme; y él se iría solo.”
En Abancay ingresó, junto con su hermano Arístides, como interno en el Colegio “Miguel Grau de los Padres Mercedarios”, mientras su padre continuaba su vida itinerante.
1925
En 1925 sufrió un accidente que lo llevó a perder dos dedos de la mano derecha.
1926
En 1926 empezó sus estudios secundarios en la Gran Unidad Escolar San Luis Gonzaga, de Ica en la desértica costa peruana, hecho que marcó su alejamiento del ambiente serrano que había moldeado hasta entonces su infancia. Allí sufrió en carne propia el desprecio de los costeños hacia los serranos.
1927
Deja el internado pero continúa sus estudios en Ica. Viaja a Huaytará donde vive el padre separado de la madrastra.
1928
Deja el internado pero continúa sus estudios en Ica. Viaja a Huaytará donde vive el padre separado de la madrastra.
1928
En 1928 se trasladó a la ciudad de Huancayo, continuando allí sus estudios e iniciándose como escritor al colaborar en la revista estudiantil Antorcha.
1929
Es matriculado en el colegio de los Mercedarios en Lima.
1930
Es matriculado en el colegio de los Mercedarios en Lima.
1930
En 19330 pasó una larga temporada en Yauyos, al lado de su padre. De los cursos correspondientes a sus dos últimos años estudiantiles (1929-1930), rindió exámenes en el Colegio “Nuestra Señora de La Merced” de Lima, a base de los estudios que hizo sin maestro alguno en la sierra.
1931
En 1931 ingresó de 20 años a la Universidad Nacional Mayor de San Marcos de Lima en la facultad de Letras, estableciéndose en la capital. Algunos han asegurado que en esa época, cuando tenía algo más de veinte años, se vinculó al Partido Comunista entonces naciente, pero que se apartó de él porque hubo quienes le enrostraron un acendrado “indigenismo”.
Poco después comienza su carrera de escritor indigenista publicando obras como"Agua" (cuentos) y “Yawar fiesta” (su primera novela).
Poco después comienza su carrera de escritor indigenista publicando obras como"Agua" (cuentos) y “Yawar fiesta” (su primera novela).
Escritor, antropólogoy etnólogo peruano. Como escritor es autor de novelas y cuentos que lo han llevado a ser considerado como uno de los tres grandes representantes de la corriente indigenista en el Perú, junto con Ciro Alegria y Manuel Escorza.
La cuestión fundamental que se plantea en sus obras es la de un país dividido en dos culturas (la andina de origen quechua y la urbana de raíces europeas), que deben integrarse en una relación armónica de carácter mestizo. Se debe destacar su estudio sobre el folclore peruano. Su contribución a la revalorización del arte indígena, reflejada especialmente en el huayno y la danza, ha sido muy importante.Traductor y difusor de la literatura quechua, antigua y moderna.
1932
A raíz del fallecimiento de su padre, ocurrido el año 1932, se vio forzado a ganarse la vida y entró a trabajar como auxiliar en la Administración de Correos.
1933
En 1933 publicó su primer cuento: Warma kuyay (amor de niño).
1934
Publica los cuentos “Los comuneros de de Akola y los comuneros de Utej-Pampa"en el semanario La Calle. Y en el suplemento dominical de la Prensa de Lima otros dos: “Kollatay-pampa” y “El Vengativo”.
1935
En 1935 publicó Agua, su primer libro de cuentos, que obtuvo el segundo premio de la Revista Americana de Buenos Aires. Colección de cuentos integrada por:Agua, Los escoleros y Warma kuyay. Traducida al ruso, alemán, francés e inglés por La Literatura Internacional, de Moscú.
1936
En 1936 fundó con Augusto Tamayo Vargas, Alberto Tauro del
Pino y otros, la revista Palabra, en cuyas páginas se ve reflejada la ideología
propugnada por José Carlos Mariátegui, se expresa su definición socialista.
1937
En 1937, Arguedas seguía militando en las vertientes más avanzadas del movimiento estudiantil universitario. Integró, en efecto, el Grupo Rojo Vanguardia, que en 1937 respondió aguerridamente a la provocación del régimen de entonces -el Mariscal Oscar R. Benavides- echando a la pileta del Patio de Derecho de la Universidad de San Marcos, al general Camarotta, el oficial italiano que había llegado al país enviado por Mussolini para “reorganizar” la policía peruana.
Como se recuerda, por lo menos dos de quienes participaron en esa acción, cayeron luego en manos de la policía: Manuel Moreno Jimeno y José María Arguedas. Y un tercero -Genaro Carnero Checa- pudo huir del país para preservar su libertad.
Los detenidos fueron flagelados bestialmente por la policía de entonces y recluidos en el Cuartel más siniestro de la época: “El Sexto” por 8 meses, donde sufrieron execrables vejámenes. Precisamente “El Sexto” se denominó una de las primeras obras de Arguedas, que marcó un hito para los jóvenes de entonces y de posteriores generaciones.
Como se recuerda, por lo menos dos de quienes participaron en esa acción, cayeron luego en manos de la policía: Manuel Moreno Jimeno y José María Arguedas. Y un tercero -Genaro Carnero Checa- pudo huir del país para preservar su libertad.
Los detenidos fueron flagelados bestialmente por la policía de entonces y recluidos en el Cuartel más siniestro de la época: “El Sexto” por 8 meses, donde sufrieron execrables vejámenes. Precisamente “El Sexto” se denominó una de las primeras obras de Arguedas, que marcó un hito para los jóvenes de entonces y de posteriores generaciones.
1939
Lograda ya su Licenciatura de
Literatura en San Marcos en 1937, inició su carrera docente en elColegio
Nacional “Mateo Pumacahua de Sicuani”, en el departamento de Cuzco, como
profesor de Castellano y Geografía (1939-1941). Allí, junto con sus alumnos, llevó a cabo un
trabajo de recopilación del folclor local. Descubrió entonces su vocación de
etnólogo.
Paralelamente contrajo matrimonio
con Celia Bustamante Vernal, promotora de la Peña Cultural Pancho Fierro
(1939), un legendario centro de reunión de artistas y intelectuales
Conoce al padre Jorge C. Lira en
la parroquia de Calca, y realiza los primeros estudios de folklore en el
departamento de Antropología de la Universidad San Antonio Abad, con Efraín
Morote Best y Josafat Roel Pineda.
Celia y José María se conocieron
en la peña "Pancho Fierro", un local que ella había fundado con su
hermana Alicia Bustamante en 1936. El amor surgió entre rejas, cuando las
hermanas hacían labor social en "El Sexto", donde Arguedas estaba
recluido. Se casaron el 30 de junio de 1939 en Sicuani, Cusco, localidad en la
que el escritor fue nombrado profesor de una escuela de alumnos
quechuahablantes. Ella era un año menor que él.
Con Celia Bustamante en Supe
José María y un tigrillo
De vuelta en Lima, construyeron una casa de playa en Supe. El lugar se convirtió en el epicentro de las amistades comunes, entre quienes se encontraban el poeta Emilio Adolfo Westphalen y el pintor Fernando de Szyszlo. José María y Celia eran la prueba del amor, pero sobre todo de la lealtad. Por eso, cuando los amigos entrañables, como el poeta Manuel Moreno se enteraron del rompimiento, la noticia les impactó hondamente: "Me duele muchísimo la conducta de José María para contigo, peor con ustedes que le dieron lo mejor de su vida", le escribió Moreno Jimeno a Celia: "Qué crueles y tenebrosas son las pasiones, sobremanera cuando hacen presa de espíritus tan complejos y débiles como el de José". Cuando Celia se enteró que debido al divorcio los amigos dejaron de frecuentar al novelista, ella los buscó para que volvieran a hablar con él. La lealtad la mantuvo hasta el final.
Las depresiones que lo impulsaban a considerar la muerte como salida lo lanzaban a refugiarse en cada mujer que le permitiera la tranquilidad que necesitaba para escribir. Lo cierto es que todas eran espejismos, porque siempre volvía a Celia. Por ejemplo, en septiembre de 1964, luego de afirmar que la dependencia sentimental excesiva es un signo de inmadurez, le cuenta a su ex esposa lo que logró con el tratamiento de su psiquiatra Lola Hoffmann: "Así (ella) ha conseguido destruir dos mitos: la señora S. (Sybila) liquidó a la señora Beatriz. Y no debo luego depender de ninguna señora en cuanto a mi posibilidad de creación". Pero luego se fue a vivir con Arredondo, mientras que le escribía a Celia, en 1966: "Estás y estarás en mí hasta mi último latido", y al año siguiente se casó con Sybila. De las cartas se desprende que Arguedas nunca pudo aliviarse del "injusto dolor enterrado".
Arguedas y su hija
José María y Blanca Varela
Padre Lira y JMA en Calca - Cusco
1941-1942
En 1941 publicó “Yawar Fiesta”, su primera novela.
Revisada en 1958.
Entre octubre de 1941 y noviembre
de 1942, fue agregado al Ministerio de Educación para colaborar en la reforma
de los planes de estudios secundarios. Tras representar al profesorado peruano
en el Congreso Indigenista Interamericano de Pátzcuaro (1942), reasumió su
labor de profesor de castellano en los colegios nacionales Alfonso Ugarte,
Nuestra Señora de Guadalupe y Mariano Melgar de Lima.
1944-1945
En 1944 presentó un episodio
depresivo caracterizado por decaimiento, fatiga, insomnio, ansiedad y
probablemente crisis de angustia, por lo cual pidió licencia repetidas veces en
su centro de labor docente. Este episodio lo describió en sus cartas a su
hermano Arístides y brevemente en sus diarios insertados en su novela póstuma
El zorro de arriba y el zorro de abajo; en una de esas cartas (con fecha 23 de
julio de 1945) dijo: “Yo sigo mal. Van tres años que mi vida es una alternativa
de relativo alivio y de días y noches en que parece que ya voy a terminar. No
leo, apenas escribo; cualquier preocupación intensa me abate totalmente. Sólo
con un descanso prolongado, en condiciones especiales, podría quizá, según los
médicos, curar hasta recuperar mucho mi salud. Pero eso es imposible.” Se
recuperó, pero eventualmente tendría otras recaídas posteriores.
1947
En marzo de 1947 fue nombrado
Conservador General de Folklore del Ministerio de Educación, para luego ser
promovido a Jefe de la Sección Folklore, Bellas Artes y Despacho del mismo
Ministerio (1950-1952).
JMA y Jaime Guardia con otros músicos
1948-1949
En 1948, se le redujeron las
horas de clases y el sueldo de profesor que recibía en el Ministerio de
Educación, bajo la acusación de hacer propaganda comunista. Finalmente fue
cesado (1949). Eran los días de la dictadura de Manuel A. Odría. Sin embargo,
continuó ejerciendo diversos cargos en instituciones oficiales encargadas de
conservar y promover la cultura.
Llevó a cabo importantes
iniciativas orientadas a estudiar la cultura popular en todo el país. Por su
gestión directa, Jacinto Palacios, el gran trovador andino, grabó el primer
disco de música andina en1948. Los
teatros Municipal y Segura abrieron sus puertas al arte andino.
1950
Entre 1950 y 1953 dictó cursos de
Etnología y Quechua en el Instituto Pedagógico Nacional de Varones. Concluye la
especialidad de Antropología en San Marcos.
1953
En 1953 fue nombrado Director del
Instituto de Estudios Etnológicos del hoy Museo Nacional de la Cultura Peruana,
cargo en el que permaneció durante diez años; simultáneamente dirigió la
revistaFolklore Americano (órgano del Comité Interamericano de Folklore, del
que era secretario).
El cuento La muerte de los
hermanos Arango, que publicó en 1953, obtuvo el primer premio del Concurso
Latinoamericano de Cuento en México
1954
Publica en la revista Letras
peruanas el cuento “Orovilca”. Y en el volumen editado en Lima por Mejía Baca
la novela corta Diamantes y pedernales.
1955
Gana el premio de cuento El
Nacional de México con “La muerte de los hermanos Arango.”
1957
Luego de concluir sus estudios de
Antropología, volvió a Puquio en 1955 junto con Josafat Roel Pineda y el
sociólogo francés Francois Bourricaud e hizo un trabajo de campo que le sirvió
para escribir el libro “Puquio: una cultura en proceso de cambio”. En ese
viaje, él y Josafat Roel recogieron una segunda versión del mito de “Inka Ri”,
luego que el propio Roel y el antropólogo Oscar Núñez del Prado, lo oyeran por
primera vez, algunos meses antes, a los K`eros del Cusco.
A fin de complementar su
formación profesional, se especializó en la Universidad de San Marcos en
Etnología, de la que optó el grado de Bachiller el (20 de diciembre de 1957)
con su tesis La evolución de las comunidades indígenas, trabajo que obtuvo el
Premio Nacional Fomento a la Cultura Javier Prado1958. Por entonces realizó su
primer viaje por Europa, becado por la UNESCO, para efectuar estudios diversos,
tanto en España como en Francia. Durante el tiempo que permaneció en España,
Arguedas hizo investigaciones entre las comunidades de la provincia de Zamora,
buscando las raíces hispanas de la cultura andina, que le dieron material para
su tesis doctoral: Las Comunidades de España y del Perú, con la que se graduó
el 5 de julio de 1963.
1958
En 1958 publicó Los ríos
profundos, novela autobiográfica, por la cual recibió en1959 el Premio Nacional
de Fomento a la Cultura Ricardo Palma. Esta novela ha sido considerada como su
obra maestra. Por entonces empezó a ejercer como catedrático de Etnología en la
Universidad de San Marcos (de 1958 a 1968). Fue reeditada en 1978 por la
Biblioteca Ayacucho de Caracas con prólogo de Mario Vargas Llosa.
Participa como Asesor Cultural
del club Provincial Andahuaylas con sede en Lima.
1960-1962
CARTAS : En una carta de ese año
a John Murra, comentándole la corrupción sexual en la prisión de El Sexto,
confesaba el origen de algunas de sus ideas sobre la mujer: "Yo me crié
casi sin hogar, huérfano, con una madrastra cruel y un padre vagabundo, por
causa creo que principalmente de sus desavenencias con su mujer. Pero mi padre
era muy católico; un caballero a la antigua, puro, con el sentido clásico de la
pureza moral, muy especialmente sexual. Para mí la mujer constituyó siempre, y
sigue siendo, un ser angelical, la forma más perfecta de la belleza terrena.
Hacerla motivo del "apetito material" constituía un crimen nefando y
aún sigo participando no solo de la creencia sino de la práctica" (carta
del 21/11/1960). Un año después, consolidada su amistad con Murra, se animaba a
confesiones más explícitas: "He padecido en estos dos últimos meses una
aguda crisis de mi dolencia nerviosa que viene de antiguo. Tuve una niñez y una
adolescencia bárbaras, oscilando entre la ternura infinita de gente que sufría
(los sirvientes quechuas de mi madrastra) que me protegieron, la ternura de mi
padre muy o algo controlada por su antiguo concepto de la autoridad paternal y
la brutalidad de un hermanastro y una madrastra, especialmente de mi
hermanastro que era un verdadero monstruo de egoísmo y maldad.(...) Pero en
ninguna parte encontré durante la infancia la protección verdadera para recibir
armoniosamente el despertar deslumbrante y terrible ante el mundo, y en mi
adolescencia estuve solo" (carta del 12/11/1961).
El 6 de enero de 1962 escribe la
primera carta dirigida a la Dra. Lola Hoffman, una psiquiatra junguiana chilena
de origen letón que atendió a Arguedas durante los años 60. Ya el escritor
había comenzado a viajar a Santiago de Chile huyendo de las inquietudes de
Lima: "Ahora, a la semana de mi llegada a Lima, me siento otra vez,
abatido. En Santiago, y en casa de Gaby me sentía como en un paraíso. Todo era
afecto. Y mis entrevistas con usted me volvieron a la vida. En suspalabras
encontré de veras el fondo de donde surgían las tenazas que estaban apretándome
y la más dura de ellas cayó instantáneamente. Encontré en usted y en la mamá de
Gaby algo de la imagen de la madre, y en Gaby a la hermana que nunca tuve.
(...) La noche víspera de mi viaje recibí dos invitaciones 'muy significativas'
a las que no pude aceptar. E hice el viaje de retorno un poco desgarrado. Esas
invitaciones confirmaban la principal esperanza que usted me devolvió; que
puedo interesar todavía.
Una de las jóvenes me dijo que
“era yo tierno y patético'. Es decir que en Chile uno puede ser amado por el
espíritu; aquí eso es muy raro. Y esa joven solo me oyó cantar en quechua (...)
Lo que ansió es ser amado con pureza." Luego confiesa a la doctora Hoffman
que al llegar a Lima tuvo una relación con su esposa(Arguedas escribe
"exposa", errata que no puede dejar de considerarse significativa)
"prolongada y excesiva", que le hizo mucho daño; amaneció deprimido y
alejado de ella. La carta se extiende acerca de la hostilidad que siente en su
país, por el que querría poder seguir luchando. Pero admite que ha caído en
postración y se ve impotente: "No puedo escribir, no puedo leer sino muy
limitadamente”.
1961
En 1961 publicó su novela El
Sexto, por la cual se le concedió, por segunda vez, el Premio Nacional de
Fomento a la Cultura Ricardo Palma (1962). Dicha obra es un relato novelado de
su experiencia carcelaria en el famoso penal situado en el centro de Lima,
clausurado en 1986.
1962
Publica su poema “A nuestro
creador Tupac Amaru”. Es contratado a tiempo parcial como profesor de Etnologia
por la Universidad Nacional Agraria de la Molina en Lima.(1962-1969)
En 1962 editó su cuento La agonía
de Rasu Ñiti. Viajó en ese mismo año a Berlín Occidental(Alemania), donde se
llevó a cabo el primer coloquio de escritores iberoamericanos, organizado por
la revista Humboldt.
1963
En 1958, JMA pidió a la Unesco
una beca para viajar a España y tratar de responder a la pregunta cuánto de
España hay en las comunidades peruanas. Nunca antes antropólogo latino
americano alguno había formulado un plan de trabajo como ese. Su libro “Las
comunidades de España y Perú”, fue su tesis de doctorado en San Marcos en 1963,
En 1963 fue nombrado Director de
la Casa de la Cultura del Perú, donde llevó a cabo una importante labor
profesional; sin embargo, renunció al año siguiente, como gesto de solidaridad
para con el presidente de la Comisión Nacional de Cultura.
1964
En 1964 publicó su obra más
ambiciosa: Todas las sangres, novela de gran consistencia narrativa, en la que
el escritor quiso mostrar toda la variedad de tipos humanos que conforman el
Perú y a la vez los conflictos determinados por los cambios que origina en las
poblaciones andinas el progreso contemporáneo. En ese mismo año se le reconoció
su labor de docente otorgándosele las Palmas Magisteriales en grado de
Comendador y una Resolución Suprema firmada por el presidente Fernando Belaúnde
Terry dándole las “gracias por los servicios prestados a favor de la cultura
nacional”. Fue nombrado también Director del Museo Nacional de Historia, cargo
que ejerció hasta 1966.
1965
Se edito ese año El sueño del pongo. Cuento
En el Primer Encuentro de Narradores de Arequipa, en 1965, Arguedas contó, por primera vez en público, parte de esos acontecimientos traumáticos de la infancia."Voy a hacerles una confesión un poco curiosa: yo soy hechura de mi madrastra. (...) Como a mi me tenía tanto desprecio y tanto rencor como a los indios, decidió que yo había de vivir con ellos en la cocina, comer y dormir allí (...) Los indios y especialmente las indias vieron en mí exactamente como si fuera uno de ellos, con la diferencia de que por ser blanco acaso necesitaba más consuelo que ellos... y me lo dieron a manos llenas.
Pero algo de triste y de poderoso al mismo tiempo debe tener el consuelo que los que sufren dan a los que sufren más, y quedaron en mi naturaleza dos cosas muy sólidamente desde que aprendí a hablar: la ternura y el amor sin límites de los indios, el amor que se tienen entre ellos mismos y que le tienen a la naturaleza, a las montañas, a los ríos, a las aves; y el odio que tenían a quienes, casi inconscientemente, y como una especie de mandato Supremo, les hacían padecer. Mi niñez pasó quemada entre el fuego y el amor". Enseguida completó esta antinovela familiar con el recuerdo de su hermanastro, trece años mayor que él. El escritor recordó, en esa oportunidad, la humillación a que lo sometía, aunque evitó detalles de los atropellos sexuales que su hermanastro le obligaba a presenciar. Un día, luego de una de esas aventuras indecibles, lo acusó de haberle perdido un poncho de vicuña; en el momento no lo castigó pero más tarde, cuando el niño comía en la cocina de la servidumbre, entró violentamente, le quitó la sopa que estaba tomando y se la tiró en la cara diciéndole: "no vales ni lo que comes". "Yo salí de la casa —contó Arguedas— atravesé un pequeño riachuelo, al otro lado había un excelente campo de maíz, me tiré boca abajo en el maizal y pedí a Dios que me mandara la muerte".
En 1965, luego de divorciarse de
su primera esposa, se casó con la dama chilena María Matilde Sibyla Arredondo
Guevara , quien lo acompañó hasta el final de su vida. Años después Sybila
estuvo presa en el Perú acusada de tener vínculos con el grupo terrorista
Sendero Luminoso conocida con el apelativo de "Luisa" apoyando a
Socorro Popular y tras ser liberada volvió a su país en el 2002.
Sybila y sus hijos
1966
La depresión de Arguedas hizo
crisis en 1966, llevándolo a un primer intento de suicidio por sobredosis de
barbitúricos el 11 de abril de aquel año. Desde hace algunos años, el escritor
venía recibiendo múltiples tratamientos psiquiátricos, describiendo sus
padecimientos en sus escritos: “Yo estoy sumamente preocupado con mi pobre
salud. (...) He vuelto fatigadísimo, sin poder dormir y angustiado. Tengo que
ir a donde el médico nuevamente; aunque estos caballeros nunca llegan a
entender bien lo que uno sufre ni las causas. Lo malo es que esto me viene
desde mi infancia" (carta a John Murra, 28 de abril de 1961). “Un poco por
miedo otro poco porque se me necesitaba o creo que se me necesitaba he
sobrevivido hasta hoy y será hasta el lunes o martes. Temo que el Seconal no me
haga el efecto deseado. Pero creo que ya nada puedo hacer. Hoy me siento más
aniquilado y quienes viven junto a mí no lo creen o acaso sea más psíquico que
orgánico. Da lo mismo. (...) Tengo 55 años. He vivido bastante más de lo que
creí” (carta a Arístides Arguedas, 10 de abril de 1966). A partir del intento
de suicidio, su vida ya no volvió a ser la misma. Se aisló de sus amigos y
renunció a todos los cargos públicos que ejercía en el Ministerio de Educación,
con el propósito de dedicarse solamente a sus cátedras en la Universidad
Agraria y en la de San Marcos.
Arguedas había roto su vínculo
con Celia para formalizar su relación con Sybila Arredondo, con quien decidió
quedarse luego de cancelar un romance con otra chilena, conocida sólo por el
nombre de Beatriz. Terminó por vivir con Arredondo no obstante que por esos
días le escribió a Celia: "Sybila no me inspira nada. (...) No ama mi
trabajo; es una criatura dominada por lo material. (...) No me pregunta nunca
por lo que hago ni proyecto". Eso decía para justificar su conducta ante
la mujer con la que compartió 26 años de vida y soportó infidelidades, como lo
reconoció él mismo en una carta de julio de 1965:"Acuérdate de que olvidé
por completo a la joven de Apata (Vilma Ponce, con la que se relacionó entre 1954
y 1956). Pero ella me auxilió a retomar el hilo de ‘Los ríos profundos’. Allá
lo reempecé y seguí escribiéndolo de seguido, como ‘Todas las sangres’, luego
del estímulo, completamente extinguido, de Beatriz ".
En reiteradas cartas, manifiesta
al Alcalde Carlos Flores Pinto su profundo anhelo de volver a descansar a su
Andahuaylas
En la revista Kachkanirajmi
aparece su poema ”Katatay” (temblar).
Para tratar su mal se puso en
contacto con la psiquiatra chilena Lola Hoffmann, quien le recomendó, a manera
de tratamiento, que continuara escribiendo.
1967
De este modo publicó otro libro
de cuentos: Amor mundo y todos los cuentos (1967), y más adelante, su obra
póstuma: El zorro de arriba y el zorro de abajo.
Se casa con Sybila Arredondo.
1968
En 1968 terminó su magisterio en
la Universidad de San Marcos, y, casi simultáneamente, fue elegido jefe del
departamento de Sociología de la Universidad Nacional Agraria La Molina, a la
cual se consagró a tiempo completo. Ese mismo año le fue otorgado el premio
“Inca Garcilaso de la Vega”, por haber sido considerada su obra como una
contribución al arte y a las letras del Perú. En esa ocasión pronunció su
famoso discurso: No soy un aculturado.
Viaja a Cuba como jurado de los
premios de la Casa de las Américas.
1969
El 20 de agosto de 1969, en
Santiago de Chile, el escritor peruano José María Arguedas escribió: "He
luchado contra la muerte o creo haber luchado contra la muerte, muy de frente,
escribiendo este entrecortado y quejoso relato. Yo tenía pocos y débiles
aliados, inseguros; los de ella han vencido. Son fuertes y estaban bien
resguardados por mi propia carne. Este desigual relato es imagen de la desigual
pelea". El fragmento formó parte del "¿Ultimo diario?" incluido
en la novela póstuma El zorro de arriba y el zorro de abajo (1971).
Fue en la Universidad Nacional
Agraria la Molina que se suicidó con un disparo en la cabeza el 28 de noviembre
de 1969 víctima de una depresión
profunda y fallece 5 días después (2 de diciembre).
Cementerio de El Angel
Sin embargo, por esta época se
agudizaron nuevamente sus dolencias psíquicas y renació la idea del suicidio,
tal como lo atestiguan sus diarios insertos en su novela póstuma: “Yo no voy a
sobrevivir al libro. Como estoy seguro que mis facultades y armas de creador,
profesor, estudioso e incitador, se han debilitado hasta quedar casi nulas y
sólo me quedan las que me relegarían a la condición de espectador pasivo e
impotente de la formidable lucha que la humanidad está librando en el Perú y en
todas partes, no me sería posible tolerar ese destino. O actor, como he sido
desde que ingresé a la escuela secundaria, hace cuarentitrés años, o nada”
(Epílogo, 29 de agosto de 1969).
Finalmente renunció a su cargo en la Universidad Agraria y el 28 de
noviembre se encerró en el baño de la universidad y se disparó un tiro en la
cabeza, a causa del cual murió, después de pasar cinco días de penosa agonía (2
de diciembre). El mismo día del disparo fatal, le había escrito lo siguiente a
su esposa Sibyla: “¡Perdóname! Desde 1943 me han visto muchos médicos peruanos,
y desde el 62, Lola, de Santiago. Y antes también padecí mucho con los
insomnios y decaimientos. Pero ahora, en estos meses últimos, tú lo sabes, ya
casi no puedo leer; no me es posible escribir sino a saltos, con temor. No
puedo dictar clases porque me fatigo. No puedo subir a la Sierra porque me
causa trastornos. Y sabes que luchar y contribuir es para mí la vida. No hacer
nada es peor que la muerte, y tú has de comprender y, finalmente, aprobar lo
que hago.”
Carta de despedida del Amauta
Jose Marìa Arguedas antes del suicidio.
Señor Rector de la Universidad
Agraria,
Jóvenes estudiantes:
Les dejo un sobre que contiene
documentos que explican las causas de la decisión que he tomado.
Profesores y estudiantes tenemos
un vínculo común que no puede ser invalidado por negación unilateral de ninguno
de nosotros. Este vínculo existe, incluso cuando se le niega: somos miembros de
una corporación creada para la enseñanza superior y la investigación. Yo invoco
ese vínculo o lo tomo en cuenta para hacer aquí algo considerado como atroz: el
suicidio. Alumnos y profesores guardan conmigo un vínculo de tipo intelectual
que se supone y se concibe debe ser generoso y no entrañable. De ese modo
recibirán mi cuerpo como si él hubiera caído en un campo amigo, que le
pertenece, y sabrán soportar sin agudezas de sentimiento y con indulgencia este
hecho.
Me acogerán en la Casa nuestra,
atenderán mi cuerpo y lo acompañarán hasta el sitio en que deba quedar
definitivamente. Este acto considerado atroz yo no lo puedo ni debo hacer en mi
casa particular. Mi Casa de todas las edades es esta: La universidad. Todo
cuanto he hecho mientras tuve energías pertenece al campo ilimitado de la
Universidad y, sobre todo, el desinterés, la devoción por el Perú y el ser
humano que me impulsaron a trabajar. Nombro por única vez este argumento. Lo
hago para que me dispensen y me acompañen sin congoja ninguna sino con la mayor
fe posible en nuestro país y su gente, en la Universidad que estoy seguro anima
nuestras pasiones, pero sobre todo nuestra decisión de trabajar por la
liberación de las limitaciones artificiales que impiden aún el libre vuelo de
la capacidad humana, especialmente la del hombre peruano.
Creo haber cumplido mis
obligaciones con cierto sentido de responsabilidad, ya como empleado, como
funcionario, docente y como escritor. Me retiro ahora porque siento, he
comprobado que ya no tengo energía e iluminación para seguir trabajando, es
decir, para justificar la vida. Con el acrecentamiento de la edad y el
prestigio las responsabilidades, la importancia de estas responsabilidades
crecen y si el fuego del ánimo no se mantiene y la lucidez empieza, por el
contrario, a debilitarse, creo personalmente que no hay otro camino que elegir,
honestamente que el retiro. Y muchos, ojalá todos los colegas y alumnos,
justifiquen y comprendan que para algunos el retiro a la casa, es peor que la
muerte.
He dedicado este mes de noviembre
a calcular mis fuerzas para descubrir si las dos últimas tareas que
comprometían mi vida podían ser realizadas dado el agotamiento que padezco
desde hace algunos años. No. No tengo fuerzas para dirigir la recopilación de
la literatura oral quechua ni menos para emprenderla, pero con el Dr. Valle
Riestra, Director de Investigaciones, se convino en que esa tarea la podía
realizar conforme al plan que he presentado. Voy a escribir a la Editorial
Einaudi de Turín que aceptó mi propuesta de editar un volumen de 600 páginas de
mitos y narraciones quechuas. Nuestra Universidad puede emprender y ampliar
esta urgente y casi agónica tarea. Lo puede hacer si contrata, primero, con mi
sueldo que ha de quedar disponible y está en el presupuesto, a Alejandro Ortiz
Recamiere, mi exdiscípulo y alumno distinguido de Lévi—Strauss durante cuatro
años y lo nombra después. Él se ha preparado lo más seriamente que es posible
para este trabajo y puede formar, con el Dr. Alfredo Torero**, un equipo del
más alto nivel. Creo que la Editorial Einaudi aceptará mi sustitución por este
equipo que representaría a la Universidad. En cuanto a lo demás está expuesto
en mi carta a Losada y en el “Ultimo Diario” de mi casi inconclusa novela “El
zorro de arriba y el zorro de abajo”. Documentos que acompaño a este manuscrito.
Declaro haber sido tratado con
generosidad en la Universidad Agraria y lamento que haya sido la institución a
la que más limitadamente he servido, por ajenas circunstancias. Aquí, en la
Agraria, fui miembro de un Consejo de Facultad y pude comprobar cuán fecunda y
necesaria es la intervención de los alumnos en el gobierno de la Universidad.
Fui testigo de cómo delegados estudiantes fanatizados y algo brutales fueron
siendo ganados por el sentido común y el espíritu universitario cuando los
profesores en lugar de reaccionar sólo con la indignación lo hacían con la
mayor serenidad, energía e inteligencia. Yo no tengo ya desventuradamente,
experiencia personal sobre lo ocurrido durante los trece meses últimos que he
estado ausente, pero creo que acaso los cambios no hayan sido tan radicales.
Espero, creo, que la Universidad no será destruida jamás; que de la actual
crisis se alzará más perfeccionada y con mayor lucidez y energía para cumplir
su misión.
Las crisis se resuelven mejorando
la salud de los vivientes y nunca antes la Universidad ha representado más ni
tan profundamente la vida del Perú. Un pueblo no es mortal, y el Perú es un
cuerpo cargado de poderosa savia ardiente de vida, impaciente por realizarse;
la Universidad debe orientarla con lucidez, “sin rabia”, como habría dicho
Inkarri y los estudiantes no están atacados de rabia en ninguna parte, sino de
generosidad sabia y paciente. ¡La rabia no!
Dispensadme estas póstumas
reflexiones. He vivido atento a los latidos de nuestro país.
Dispensadme que haya elegido esta
Casa para pasar, algo desagradablemente, a la cesantía. Y, si es posible,
acompañadme en armonía de fuerzas que por muy contrarias que sean, en la
Universidad y acaso sólo en ella, pueden alimentar el conocimiento.
La Molina, 27 de noviembre de
1969
Al Rector y alumnos[ Nota aparte
]
Si a pesar de la forma en que
muero ha de haber ceremonia, y discursos, les ruego no tomar en cuenta el
pedido que hago en el “Ultimo Diario“ con respecto a los músicos, mis amigos,
Jaime, Durand o Damián Huamani, pero sí el de Alberto Escobar. Es el profesor
universitario a quien más quiero y admiro, él y Alfredo Torero. Anhelaría que
Escobar leyera el “Ultimo Diario”. Digo que no se tome en cuenta lo de los
músicos no por otra razón que los inconvenientes de cualquier índole que puedan
haber. Además ese “Diario” es más que un pedido expresión final de anhelos y
pensamientos. También, sí, confirmo mi deseo de que, si han de haber discursos
que sea un estudiante de La Molina. Dispensadme.
J.M.A.
Espero que mi esposa Sybila
Arredondo no tenga inconveniente en cobrar lo que me corresponda de haber por
este mes. Ha de necesitarlo.
J.M.A.
28 de Nov. 1969
Elijo este día porque no
perturbará tanto la marcha de la Universidad. Creo que la matrícula habrá
concluido. A los amigos y autoridades les hago perder el sábado y domingo, pero
es de ellos y no de la U.
J.M.A.
En el “¿Último diario?”, que
integra la obra El zorro de arriba y el zorro de abajo, José María Arguedas nos
dice: “… si el balazo se da y acierta. Estoy seguro que es ya la única chispa
que puedo encender…”, la única luz, fuego, pulso y calor. Confesó también que
todos los latidos de su vida eran de amor, devoción y consagración al
Perú."
El día de su entierro, tal como
el escritor había pedido en su diario, el músico andino Máximo Damiántocó el
violín ante su féretro, acompañado por el arpista Luciano Chiara y los
danzantes de tijera Gerardo y Zacarías Chiara, y luego pronunció un breve
discurso, en palabras que transmitieron el sentimiento del pueblo indígena, que
lamentó profundamente su partida. Su amiga Racila Ramirez Suárez de Ferrel le
canto en Quechua.
Jaime Guardia, Máximo Damián y
Luis Durand, tocando el arpa, el violín, la quena y el charango, como
contorsionándose detrás de su ataúd fueron los danzantes de tijeras.
“…Quizá conmigo empieza a
cerrarse un ciclo y a abrirse otro en el Perú… se cierra el de la calandria
consoladora, del azote, del arrieraje, del odio impotente, de los fúnebres
“alzamientos”, del temor a Dios y del predominio de ese Dios y sus protegidos,
sus fabricantes; se abre el de la luz y de la fuerza liberadora invencible del
hombre de Vietnam, el de la calandria de fuego, el de Dios liberador, Aquel que
se reintegra. Vallejo era el principio y el fin”.
En carta que le escribe a Emilio
Adolfo Westphalen, cuenta y precisa:
“Nadie ha sido más feliz que yo.
Nadie, ni tú. ¿Te acuerdas cuando al oír la quena esa y la danza de coro de
hombres, quena y wankar, que oímos en tu pieza de la universidad, tuvimos la
evidencia de que los creadores de esa música eran algo más grande que todo lo
grande que habíamos oídos hasta entonces? Pasé mi niñez siguiendo a bailarines
y músicos de esas danzas, siguiéndolos noches de noches, imitándolos, hasta que
gané el mote de “zonzo” que mi propio padre y hermano me lo aplicaban con todo
convencimiento”.
"A Jaime Guardia Neyra, de la Villa de
Pauza, en quien la música del Perú está encarnada cual fuego y llanto sin
límites" (José María Arguedas)
Jaime Guardia
Los restos del escritor andahuaylino José María Arguedas Altamirano fueron enterrados en el cementerio El Ángel y luego trasladado a Andahuaylas.
conmemorarse también el
centenario del redescubrimiento de la ciudadela inca en el 2011. La polémica sobre
esta decisión aún continúa, puesto que aún muchos opinan que ha sido una
mezquindad no otorgarle el 2011 a uno de los más grandes estudiosos del Perú
profundo.
El día de su centenario, 18 de
enero, se realizaron diversas actividades en su homenaje. En Lima, se organizó
un pasacalle a cargo del Teatro de la Pontificia Universidad Católica del Perú
(TUC) que salía del Congreso de la República, por la avenida Abancay, hacia el
Parque Universitario, con el uso de carromatos, zancos, personajes típicos de la
literatura arguediana. Allí se presentó la Acción Escénica que tomó textos,
testimonios, poemas, fragmentos de obras, y figuras, como la del Zorro de
Arriba y el Zorro de Abajo, usando máscaras, y un gran despliegue de actores.
Luego se trasladaron a la histórica Casona de la Universidad Nacional Mayor de
San Marcos, donde el Ministro de Cultura inauguró la muestra Arguedas y el arte
popular.
En Andahuaylas, Apurímac, más de
5 mil personas desfilaron en un pasacalle por la ciudad desde las siete de la
mañana acompañados de bailes folclóricos y la favorita del amauta, La Danza de
Tijeras. La celebración comenzó con una misa a las 7 am oficiada en quechua en
la Iglesia de San Pedro, seguida de un repicar de campanas.
A lo largo del año 2011 se harán
otras actividades en homenaje del escritor, pensador, investigador y gran
peruano.
Poesías:
Escritos primero en quechua, y
luego traducidos al español por el mismo autor, los poemas de Arguedas asumen
conscientemente la tradición de la poesía quechua, antigua y moderna,
convalidan la visión del mundo que la anima, revitalizando sus mitos esenciales
y condensan en un solo movimiento la protesta social y la reivindicación
cultural.
1962 - Túpac Amaru Kamaq
taytanchisman. Haylli-taki/ A nuestro
padre creador Túpac Amaru. Himno-canción.
1966 - Oda al jet.
1969 - Qollana Vietnam Llaqtaman
/ Al pueblo excelso de Vietnam.
1972 – Katatay y otros poemas.
Huc jayllikunapas. Poemas en versiones
quechua y española. Publicado póstumamente por Sybila Arredondo de Arguedas.
Estudios etnológicos,
antropológicos y del folclore:
1938 - Canto kechwa. Con un
ensayo sobre la capacidad de creación artística del pueblo indio y mestizo.
Edición bilingüe preparada en la prisión.
1947 - Mitos, leyendas y cuentos
peruanos. Recogidos por los maestros del país y editados en colaboración con
Francisco Izquierdo Ríos.
1949 - Canciones y cuentos del
pueblo quechua.
1953 - Cuentos mágico-realistas y
canciones de fiestas tradicionales - Folclor del valle del Mantaro.
1956 - Puquio, una cultura en
proceso de cambio.
1957 - Estudio etnográfico de la
feria de Huancayo.
1957 - Evolución de las
comunidades indígenas. Premio Nacional Fomento a la Cultura Javier Prado en
1958.
1958 - El arte popular religioso
y la cultura mestiza.
1961 - Cuentos mágico-religiosos
quechuas de Lucanamarca.
1966 - Poesía quechua.
1966 - Dioses y Hombres de
Huarochirí. Hermosa traducción directa al castellano, de los mitos de la
creación del mundo de la recopilación hecha por el sacerdote cuzqueño Francisco
de Avila a fines del siglo XVI, en la provincia de Huarochirí.
1968 - Las comunidades de España
y del Perú.
1975 - Señores e indios - Acerca
de la cultura quechua. Compilación de Ángel Rama.
1976 - Formación de una cultura
nacional indoamericana. Compilación debida a Ángel Rama y cuyo título
"busca interpretar... una preocupación central de Arguedas".
OBRAS PUBLICADAS DE JOSE MARIA ARGUEDAS
1. José María Arguedas. Kachkaniraqmi! ¡Sigo siendo!. Textos esenciales
Pinilla, Carmen María (compiladora) Lima: Congreso de la República del Perú, 2004.
Esta obra constituye la más lograda selección de textos de José María Arguedas, en sus dos facetas: Como excepcional narrador y como antropólogo capaz de dar un nuevo sentido a nuestra modernidad mestiza enraizada en la tradición andina.
2. Diamantes y pedernales
Lima: Norma, 2004
Esta selección de textos realizada por Ricardo González Vigil reúne lo mejor de la narrativa breve de uno de los escritores que exploró con maestría la "quechuización! del español. Afín al mestizaje de nuestras artes plásticas del siglo XVII.
3. Los ríos profundos
Lima: Horizonte, 2001
Esta novela de Arguedas es importante, según el crítico Julio Ortega, no sólo "por habernos descubierto un mundo nativo sino también la de revelarnos una nueva literatura, que él iniciaba con esta novela, clausurando por una parte el viejo indigenismo de buena voluntad y comenzando, por otra, nuestra moderna lectura de ese mundo discordante que resultaba ser el más nuestro, el más próximo y propio".
4. Un mundo de monstruos y de fuego
Selección de Abelardo Oquendo
México: FCE, 1993
La literatura de Arguedas fue fruto de un esfuerzo por revelar un mundo que nadie había logrado expresar cabalmente antes que él: el mundo que vivió en su infancia y lo marcó para siempre. Para la reunión de los textos que contiene este libro se ha elegido entre los que de modo más directo contribuyeron a forjar la imagen de este autor peruano.
5. El zorro de arriba y el zorro de abajo
Lima: Horizonte, 1983
El zorro es en muchos sentidos una novela-límite de clasificación difícil. Ultima obra de Arguedas, último producto narrativo del indigenismo teorizado por Mariátegui-Valcárcel, última de la serie de novelas urbanas "sociales" hincada en el Perú en los años cincuenta.
6. Agua. Breve antología didáctica
Lima: Horizonte, 1981
Esta antología contiene los textos completos de los cuentos Agua, Warma Kuyay, ¿qué es el folklore? y No soy un aculturado.
7. El Sexto
Lima: Horizonte, 1980 (6ta. Edición)
Esta novela tiene como escenario la cárcel, el Sexto, escuela del vicio y -extrañamente-, como Arguedas mismo lo sugiere en sus palabras citadas, "escuela de generosidad". En la cárcel se encuentra lo peor que la sociedad ha elaborado y la esperanza de los que, por cambiarla, lucharon a viva voz y en la acción.
8. Páginas escogidas
Lima: Universo S.A., 1974 (2da. Edición)
Selección de la obra de Arguedas, efectuada por Emilio Wesphalen, tiene el propósito de mostrar las diversas facetas de este gran escritor: como cuentista, novelista, etnólogo y folklorista y poeta, que revelan a un creador y estudioso de un vasto sector del Perú menospreciado por el país oficial. Con prólogo de Abelardo Oquendo.
9. Todas las sangres
Buenos Aires: Losada, 1970
En esta obra, Arguedas nos entrega un cuadro estremecedor de ese Perú hervidero de las más diversas y complejas formas de cultura, paisaje de ásperos contrastes raciales y sociales, que él supo interpretar con exactitud documental pero sin el más mínimo sacrificio para su encendido y hondo lirismo.
10. Cuentos olvidados
Lima: Imágenes y Letras, 1973
Contiene cuentos perdidos en periódicos y revistas de los años 34 y 35. No tenían la madurez de los cuentos que le dieron fama en su primera época (agua, Warma Kuyay), pero son el testimonio de sus primeros esfuerzos por encontrar un estilo propio. Contiene también unas notas críticas a la obra de Arguedas por José Luis Roulillon.
11. Los ríos profundos
Lima: Retablo de Papel, 1972
Con esta obra, José María Arguedas alcanza su plenitud literaria. "Esta no es únicamente una novela acerca del mundo andino y provinciano, sino una reformulación radical de los modelos que han configurado nuestra percepción nacional. En este sentido, es un texto literario que actúa también como un texto de cultura" (Julio Ortega, 1982).
12. La agonía de Rasu - Ñiti
Lima: Populibros Peruanos
Esta es una selección de las narraciones de Arguedas que toma el nombre del primer cuento que aparece en ella. En la Agonía de Rasu - Ñiti aparece el rico fondo humano de la gran población quechua peruana, en el que se esconde esa reserva de vida futura que el campesino del Ande peruano espera ver un día despertada por la justicia y la dignidad.
13. Yawar Fiesta
Lima: Juan Mejía Baca, 1958
Este libro consagró a Arguedas ante la opinión del Perú y del continente. Su tema, fuerte y tierno, cargado de propósito crítico y, al mismo tiempo, sin fanatismo ni apasionamiento, es una epopeya del pueblo indio, al que tan bien conocía el autor.
14. Relatos completos
Buenos Aires: Losada
Esta edición contiene catorce relatos de Arguedas: Agua, Los escoleros, Warma Kuyay, El barranco, Diamantes y Pedernales, Orovilca, La muerte del Arango, Hijo solo, La agonía de Rasu-Ñiti, El sueño del pongo, El horno viejo, La huerta, el ayla y don Antonio.
Impresionante la biografía del gran Taita Arguedas
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